Se obsesionó porque nadie la mirara a los ojos, eso, sin contar de que era muy difícil hablar con ella, nadie tenía su número telefónico ni sabía su dirección. Con el tiempo pasó a ser una compañera más. Pasaba inadvertida estando o no en clases.
Un día ella faltó mucho. La fui a visitar. Una anciana me abrió la puerta.
-"¿Qué desea?"-Me dijo
-"Se encuentra Ángela?- Le dije.
Y ella me dijo -"Con ella... ¿Puedo ayudarlo joven?"
(Historia escrita, editada y publicada por seba-ediciones 2007)
jueves, 19 de julio de 2007
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