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miércoles, 27 de junio de 2007

La casa de los dedos

Era la víspera de navidad. Toda mi familia se hacía el tiempo y el ánimo para llenar sus casas de regalos un año más. Ese 24 de Diciembre recuerdo que habían alrededor de 40 personas en mi casa, se bajaban de sus autos todos con bolsas y bolsas de regalos. Mis padres ya me habían adelantado mi regalo; una cámara filmadora.
Llegó la hora de abrirlos. No había ni un regalo para mí. Dieron las 4:00 de la Madrugada, había que despedirse de los invitados. No se si fue rabia o un poco de extrañeza lo que sentí, pero siempre quedo sin regalos. Este año de verdad no me importó.
Se cerró por fin la puerta. Iba camino a mi dormitorio dispuesto y decidido a no saber nada más hasta el otro día y de repente suena algo detrás de mí. Era una carta. Pasó bajo la puerta. Me devolví para ver quien podría haber sido. Tenía tanto sueño, que omití esa parte, como no ví a nadie, seguí mi camino, eso si con la carta en la mano.
Al otro día sonó la alarma de mi despertador a las 11:00 de la mañana, me levanté, hice todo lo que tuve que hacer. Estaba en busca de mi reloj, hasta que veo la carta tirada en la alfombra. Cierro con seguro la puerta de mi alcoba. La carta estaba dirigida hacia mí, le rompí un costado, saqué la carta de su sobre.
Ésta decía:

Estimado señor:
Feliz navidad. Esperamos que lo haya pasado muy bien junto a sus 40 invitados. Y como sabemos que como todos los años, éste, una vez más no recibió regalo, tenemos el agrado de invitarlo a usted y solamente a usted sin previo aviso a sus padres, a un día de entretención a “La casona de los Blanco”.
-“¡guau!”, dije yo, la casona de los Blanco, pero que experiencia más entretenida será visitarle. Dicen que está embrujada, pero esto no tiene remitente…que extraño.

Pues bien, dejé la carta en mi escritorio y así partí en la fecha que indicaba la carta, hacia la Casona de los Blanco. Creo que es una de las pocas construcciones gigantes que he visto en mi vida.

Una tétrica y abandonada reja de fierro cuyo sello eran 2 “B”, traté de abrirla, a la fuerza y logré abrirla. Caminé por un largo sendero tratando de llegar hasta la puerta principal de la casa. La puerta como en la películas se abrió sola. Pensaba yo que era una broma de alguien desocupado. Lo primero que vi, porque estaba en la entrada, fue una escalera gigante con 2 caminos: izquierda y derecha. De madera entera y llena de telarañas. Arriba de ella una larga y lujosa lámpara de vidrio. Todo estaba tan abandonado, que con los años se tornó en un lugar tétrico y que dió pauta para que el pueblo inventara historias.
Caminé mucho rato dentro de la casa, tuve mucho susto, pero sabía que alguien me estaba esperando, porque alguien me había invitado.
Me introduje en una pequeña y sucia habitación, en ese lugar había sillas, muebles, platos, vestidos, macetas y un peculiar toca discos. Traté de hacerlo funcionar, pues no hubo caso. En él estaba escrito: Quality sound. Uno de los discos era muy antiguo, como la música que escuchaba mi bisabuela. Estaba quebrado en una parte. Yo andaba con cinta adhesiva y lo pegué. Cuando salí de ese cuartito nada era igual, es decir, un poco, pero cambiado. Todo estaba como nuevo, y sonaba música de ese disco, pero el disco lo tenía yo. Había mucha gente, la vestimenta de ellos me era un tanto anacrónica, como de los años 20’ más o menos.
Una señora que me vio me preguntó: “¿Qué haces ahí hijo?”, párate y disfruta esta fiesta de Bienvenida y despedida.
-“¿Pero bienvenida de quién?”-pregunté aún desconcertado

- “¡Pues de Jack!”. Me respondió ella con amabilidad.

Traté de comprender lo que sucedía y pensé que podría ser entretenido si era lo que yo pensaba. Alguien abrió la puerta. Todo el mundo estaba recibiendo a la persona que había llegado. Era un hombre, de cabello corto, vestido como soldado y con un gran bolso en uno de sus hombros. Lo recibió amorosamente una joven quien le dio un beso y lo invitó directo hacia su dormitorio en el tercer piso; se llamaba lisa y eran novios.

Una de las jóvenes me miraba mucho, pues no le tomé mayor importancia en ese momento.

Me acerqué nuevamente a la señora y le pregunté que a quién despedían.
Ella me dijo: “¿Estás invitado?

Yo mentí y le dije que por supuesto, solamente para saber lo que ocurría.

-“¿Qué no sabes que se organizó esta fiesta para despedirnos todos?, estamos en guerra, ¿recuerdas?, nos matarán. Hay que abandonar esta vida lo más alegre posible. Pero ven, que ya va a empezar la función de piano que dará jack para nosotros.”- Me dijo ella.

Jack tenía mucho talento, tocó melodías que jamás en mi vida había escuchado. La función estaba siendo un éxito. Al lado mío se puso esa joven que rato atrás me miraba con atención sin despegar su mirada de mi.

-“Quería agradecerte por todo. Si no hubiera sido por ti, quizás este momento no habría pasado nunca, por fin pude escuchar la sorpresa que nos tenía Jack, de verdad, muchas gracias”-Me dijo la joven muchacha.

Yo sin muchas palabras le dije que no me tenía que agradecer a mi, porque nada había hecho.

En ese momento una tropa de uniformados irrumpen en la casona armando un gran revuelo dentro de ella.

Al primero que vieron fue a Jack, quien seguía tocando el piano. Sus dedos fueron brutalmente arrancados y lanzados al aire. A todos desalojarían, pero en un abrir y cerrar de ojos vi que estaba yo solo con el disco en la mano parado en medio del salón.

Ya más extraña la situación no podía haber sido, por lo que salí arrancando. Corrí mucho hasta que llegué por fin a mi casa.

Aún desconcertado, extrañado y aterrorizado traté de reflexionar sobre lo sucedido.
El sobre de la carta ya no estaba en mi escritorio. No entendía lo que sucedía.
Llegué a la conclusión de que había sido yo el responsable de todo, como lo decía la joven muchacha, quizás eso pasó antes de la sorpresa de Jack, quizás necesitaban oírlo para morir en paz y todo porque reparé ese viejo disco. ¿Qué fue todo lo que ocurrió?, todavía no lo tengo muy claro,ni tengo una respuesta segura, pero entiendo por qué se llama “La casa de los dedos”... por los dedos de Jack.
En fin, creo que ayudé a que su fin fuese lo que ellos querían que resultase.

(Escrito, editado y publicado por seba-ediciones 2007)

El cruce

Fue un perro callejero toda su vida. Se alimentaba de las sobras que le dejaba la gente con buena voluntad. Su hogar, su hogar era una pocilga, dormía enrollado en el paradero de buses. Pero se sentía bien, después de todo, agradecía tener un lugar donde alojar. Su vida nunca fue muy tranquila. A las 6:00 de la mañana ya le estaba ladrando a las ruedas de algún auto o de un bus. Pronto se quedaría dormido para despertar a la hora de comer.
Siempre tuvo esa costumbre, la de no respetar los semáforos. Todos le advirtieron: “Ten cuidado que por aquí pasan taxis muy rápido”. Su cara era netamente de indiferencia, siempre creyó tener la razón hasta que cruzó mal la calle. Iban dispuestos a dejarle su ración de comida, no creerían que sería la última vez que lo verían. Se lo llevó un Nissan. La bocina sonó hasta no poder más. Ahora su cama la ocupa un siberiano.

(Escrito, editado y publicado por seba-ediciones 2007)

Reducido a un lápiz

-¿Qué crees que haces con ese lápiz?, ¿Vas a escribir?, ¿qué no te has dado cuenta de que eso es no es natural? ¿Para qué quieres lápices si tu mente puede pensar y tu boca expresar?, ¿para qué utilizas prácticas que van en contra de lo natural? Claro, la idea es ir en contra de la corriente. ¿Para qué? si vinimos al mundo a vivir, no ha pasar el tiempo pensando y creando ideas que no servirán de nada, si da igual, todos moriremos. Mientras yo viva, no se desperdiciarán neuronas, ni mucho menos segundos en tratar de crear caminos para pensar.
Te dedicarás a trabajar, comer, dormir, trabajar, comer, dormir, trabajar, comer, dormir...
...Y pobre de ti que te pille en una acción como esta.
Y qué hace este lápiz aquí por Dios. ¿Quién fue el osado?, ¿Quién se atrevió a dejármelo aquí? Que no se dan cuenta de que tarde o temprano esto nos acabará.
Si mi plan es perfecto...mientras menos ocupemos nuestra mente cuando seamos jóvenes, más capacidad mental tendremos cuando seamos ancianos. No habrá población anciana demente.
No piensen, no escriban, eso déjenselo a otras personas, dispuestas a eliminarse tempranamente.

(Alguien abre la puerta)

-Señor Matus, denuevo con esos jueguitos, ¿Qué no se da cuenta que puede hacerse daño?, ¡páseme ese lápiz! Ya viene el doctor por el asunto de la pastilla ¿bueno?

Nadie me respeta, gracias a Dios se llevó el lápiz…


(Escrito, editado y publicado por seba-ediciones 2007)

miércoles, 20 de junio de 2007

El juego

Le juro que era solo un juego.
Yo…bueno, éramos niños. El juego era complejo me acuerdo. Lo único que yo quería era ganar.
Él tenía una almohada, era blanca recuerdo. De repente llegó la Feña, mi hermana, ella sería la jueza. Cuando ella dio la señal él y yo comenzamos a jugar. Era una especie de combate. Supongo que partimos al mismo tiempo. Un golpe muy fuerte me llegó en mi ojo. Sentí rabia, mucha rabia, tomé la almohada y se la puse en su cabeza. Era una simple defensa, le juro.
La feña trató de separarnos. Ya era muy tarde.
En ese instante llegó la tía Pilar. Sus lágrimas salían como cascada de sus ojos. Yo también lloraba, no se de qué, supongo que era porque ella también lloraba, pues era un niño, no comprendía lo que había pasado.

Una hora más tarde llegó mi papá a buscarme a mi y a la Feña en su auto. Lo primero que hizo fue retarme, me retó mucho. En el momento en que iba subiéndome al auto vi muchas luces, muchos autos, también estaba la tele y gente uniformada.

Ahora que estoy grande comprendo el por qué de esa situación. Cada 22 de Enero me dan un permiso para visitarlo, le limpio la lápida, hablo un rato solo y me devuelvo.

(Escrito, editado y publicado por seba-ediciones 2007)

martes, 12 de junio de 2007

Doce de Junio

Todo empezó cuando sonó mi alarma a las 5:45. No me quería levantar. Lo hice después de 10 minutos. Hacía mucho frío. Me levanté. A las 7:00 ya estaba listo, iba camino a mi colegio que se encontraba en paro. En ese instante me llamó mi abuela y me dijo: “Hola mi niño, ¿cómo está? acabo de ver su colegio, está en toma, además hoy día lloverá, es mejor que no vaya y no se le ocurra andar en micro.
Si le hubiera hecho caso a mi abuela, no habría vivido lo que viene a continuación.
Me junté como siempre a las 7:40 con Felipe para caminar hasta el colegio. Llegamos al colegio. Bueno, efectivamente estaba en toma, no había un ambiente tranquilo. Los profesores firmaban en una mesa instalada en el estacionamiento para apoderados. La mayoría de los alumnos se adhería a la toma, pues entraban.
Yo decidí que no iba a entrar.
Teníamos planificado con Felipe y Cristóbal ir a una sala de ensayo en providencia, bueno ellos y su banda.
En eso llegó Cristóbal, más tarde el Memo, el Pablo y el Pipe.
Felipe iría a la casa de Pipe con él a buscar el bajo. Yo entré al colegio, arrepintiéndome después de eso. Me tomé mi leche asada, saludé a Pancho, a Sergio y a Juan Carlos, justo en ese momento se abría la puerta para dejar salir a quien quisiera, yo me despedí de mis amigos y salí. Cuando estuve afuera, es decir, en la vereda veo que estaba Cristóbal, Pablo y Memo y había que tomar una decisión. Se llegó a un consenso, iríamos a la sala de ensayo y esperaríamos al Pipe y al Felipe.
Llegamos al metro, estábamos esperando a alguien y para no aburrirnos empezamos a doblar voces de una pareja que hablaba. Esa situación fue muy chistosa y un tanto absurdo era el tema: “No tomes Coca Cola, te he dicho que no me gusta”. Me reí mucho. Bajamos y nos fuimos hasta la sala de ensayo.
Entró Pablo a reservar una hora, solo estaba disponible de una a dos de la tarde y recién eran las 10:30. Para eso hicimos tiempo en el departamento de Pablo unos cuantos metros más lejos. Allá ensayaron, vieron videos en “You-tube”, comimos chicle, mandarinas, nos reímos mucho hasta que llegó la una.
Llegamos a la sala de ensayos. Nos pasaron una sala en el segundo piso. Instalaron los instrumentos y comenzaron a tocar. Yo iba porque tenía muchas ganas de verlos tocar, me entretuve mucho. Un fuerte ruido se sentía en la sala de abajo. Todos comentábamos cosas como estas: “Suenan bien. Me gusta el bajo. Igual son afinados. Le pegan al asunto”.
Pasó una hora, llegó el encargado y nos dijo: “Chiquillos lo siento, ya pasó la hora”.
Nosotros con buena voluntad dijimos que bueno, guardamos los instrumentos y nuevamente llegó el encargado. Le comentamos que el grupo de abajo sonaba bien, que nos gustaban sus instrumentos. El encargado nos dijo: “Son buenos… ¿Les gusta?...Son los Bunkers.
Nosotros casi perplejos y al unísono dijimos: “¿En serio?, que buena y ¿ensayan siempre acá?, ¿a qué hora terminan?, y ¿pagan? Muchas preguntas de ese estilo.
Bajamos y nos quedamos escuchando su música. Repitieron la misma canción 3 veces, pero daba lo mismo. No se podían ver, solo nos separaba una muralla. Después de un rato nos resignamos a no verlos y nos fuimos, pero por fuera se veían, había una cortina entre abierta. Les tocamos la ventana, solo se asomó el sonidista, pero igual vimos a la banda. Éste último cerró la cortina.
A los cinco minutos Los bunkers acabaron su ensayo. Salieron a fumar a la terraza del edificio, se veían, solo eran puertas de vidrio. Yo desde afuera los saludaba, ellos me correspondían el saludo. Les hice una seña con un lápiz, para que nos dieran autógrafos. Nos dijeron que los esperáramos un ratito, les dijimos que bueno. Todo eso con señas.
A los cinco minutos aproximadamente se pararon de sus asientos. Nosotros, los seis que estábamos, sacamos libros, cuadernos, mochilas, platillos y un gorro peruano para que nos los autografiaran.
Abrieron la puerta y uno de ellos nos saludó, les dimos la mano, y empezaron a llegar de a poco. Saludamos a todos y de la mano. Yo les pedí un favor; que si nos podían dar sus autógrafos. Les pasé un lápiz para escribir en cd’.
-“¿Para quién?- me preguntaron, les digo mi nombre y así a cada uno. Todas las firmas en una hoja. Conversamos un rato, estábamos contentos y algo nerviosos. Ellos seguirían ensayando y se despidieron cortésmente de nosotros.
Nosotros estábamos muertos de la risa, nos despedimos de Pablo e íbamos dirección al metro, pero el hambre nos invadía, compramos galletas en un kiosco, nos fuimos caminando y de broma decíamos: “No me lavaré esta mano nunca” De hecho todo lo hicimos con la izquierda. Fue muy chistoso. En el metro nos fuimos hablando todo el rato y poniendo las caras más chistosas que teníamos.
El Pipe se bajó, el Memo seguía derecho, Cristóbal iba a su casa y con Felipe nos fuimos juntos.
Llegué a mi casa. Almorcé, me cambié y me fui al preuniversitario.
Llegué al preuniversitario, pero algo no me calzaba, todo era muy extraño. Una feria de libros se había instalado. Pensé que el preuniversitario había desaparecido o que me había equivocado, no sé, muchas ideas tontas se me ocurrieron, pero vi a uno de los guardias y dije: “aaahh!, es una feria de libros” (jajajajaja).
Me senté y detrás de mí había unas promotoras de Nescafé, era un servicio de la feria. Me tomé 2 cafés cortados y 5 galletas "tritón". Entré a la sala tomando café, el profe’ venía muy contento, nos deseaba felicidad a todos, no sé qué le había pasado y nos contaba su experiencia del Transantiago, porque había decidido andar sin auto 2 meses.
Un compañero llegado la semana pasada recién se sentó conmigo. Era muy simpático, nos fuimos juntos porque vivimos cerca y comentábamos la alegría del profe que sinceramente era muy chistosa.
Llegué a mi casa, detrás de mí venía mi madre que acababa de regresar de Viña. Yo le contaba a mi familia mi “Súper-día”
Mi día aún no termina. No sé qué pasará mañana, si continuamos en toma o no, si tendré que ir al colegio o no. Ya me está dando sueño, pero este día lo pasé tan bien que creí digno de subir, por largo que fuese, lo que había hecho. Les mando un saludo a los actores de esta historia, nos veremos mañana.

/Publicidad de Blogs: http://www.ventilapuerta.blogspot.com/ http://www.soyhumanista.blogspot.com/ y http://www.pantostadolight.blogspot.com/ /

(Historia escrita, editada y publicada por seba-ediciones 2007)

viernes, 8 de junio de 2007

El paro en la quinta

Llegué a las 7:50 al colegio. Al primero que ví fue a Felipe, saludé a hugo y se acercó Héctor.
Hacía mucho mucho frío.
Estaba pálido y tiritón de frío.
Todos gritaban el grito del colegio, se manifestaban y trataban de que marchara bien.
Entre tanto griterío me suena el celular, no escuchaba nada, era mi papá pidiendome un número. Justo me llama Felipe:" ¡Oye!, llegó cristóbal", crucé para buscar el número que me pedía mi papá. Se me perdió Felipe.
Alguien nos hechó del frontis del colegio, cruzamos, y otra persona grita:"¡Todos al museo!"
En eso veo que Felipe está con cristóbal y empezamos a caminar al muso. En ese instante vemos que había una caseta de seguridad abandonada. Felipe y Cristóbal se meten y empiezan a vender churrascos y completos. La gente los veía pensando que era verdad. Solo vendían envoltorios (jajaja).
Nos fuimos juntos con Felipe, Cristóbal y sus amigos. Llegamos a la zona de parabólicas, la gente del centro de alumnos comenzaba sus discursos y propuestas.
Yo me aparté un tanto del tumulto, eran muchas personas.
Felipe propone que cada uno sacara su colación. Sentados en una escalinata gacitúa tomaba jugo, Cristóbal comía pan, Felipe galletas y yo abría mi 1+1.
Junté la basura y la fuí a botar.
Ya estaba entrando en un estado de congelamiento, quería que saliera el sol.
En ese instante llegó un curso de niños al museo, todo mi colegio le gritaba, más tarde llegó un colegio de uniforme azul muy fuerte, tambien les gritaron, Nadie se salvó.
Ya eran casi las 11:30. El foro al aire libre estaba terminando y se había llegado a una
"seudo-posible solución": Seguíamos en paro.
Un amigo de Felipe nos invitaba a jugar "play" o ir a una sala de ensayos para pasar el rato.
Yo tenía que irme al preu, unos se fueron para sus casas, otros aceptaron. Yo con Gacitúa hasta nuestras casas.
Igual lo pasé bien. Pero me quedan muchos paros más.

A freak Travel

Después del viaje a Holanda, ya no quiero saber nada más.
Era un día 30 de diciembre, pasaría el año nuevo allá. Antes de viajar pasé al bowling con dos amigos.
Acordamos que el que perdiera haría la cosa más vergonzosa que se nos ocurriera o algo relacionado con lo paranormal.
Nada podía salir mal, no podía perder.
El "j.l" (Juan Luis), era el primero en jugar, luego seguía el "ñaño" (ignacio) y terminaba yo;
El juego era simple y bueno perdí yo.
El J.l tenía una tabla Ouija que era de su abuelo, precisamente con él había que contactarse y pedirle que hiciera acto de presencia.
A los primeros 20 minutos, nada pasó, de hecho ya me estaba dando sueño, luego, la mesa de la terraza en la que estábamos se movió. Pensé que había sido el Ñaño.
El abuelo del J.l murió en un accidente (iba manejando y lo chocó un bus), pero nunca se hizo presente.
A los 45 minutos el vaso de metal se corrió para todos lados. Alcancé a leer una cosa que decía:
"mal, viaje, rueda, árbol"; porque el vaso iba muy rápido. Yo no me asusté, para mi era divertido, de hecho casi nada me asusta.
Pués bien, me fuí a Holanda, mis amigos me fueron a dejar al aeropuerto, me despedí de mi familia y despegué a la hora y media después.
Allá me recibió un caballero que en sus manos tenía un cartel que decía "visitante americano", supuse que era yo y no me equivoqué.
Llegamos al hotel, hasta ahí todo marchaba bien.
Al otro día decidí ir a la discoteque más grande de Amsterdam, solo para conocer gente y no aburrirme. Ese día no fue muy entretenido, a si que al siguiente salí a dibujar a la plaza de armas. En ese momento un inglés me dice: "Es de mala suerte dibujar la iglesia hijo".
-What?, me dije. Que creencia más ridícula, o quizás era solo una broma, pues bien, seguí dibujándola.
En la noche, llegué al hotel, y me seguía dando vueltas lo que el inglés aquel, me había dicho.
Decidí terminar mi dibujo, saqué mi cuadernillo, lo abro y lo primero que veo es la silueta de un hombre encorvado dibujada en una de las paredes de la iglesia. Tenía tanto sueño que primero me pareció raro, después pensé que podría haberla hecho yo mismo.
A las 10:00 de la mañana del otro día, fui a comprar cigarrillos, creí que cerca de ahí vendían, pues me equivoqué. Caminé casi 6 cuadras, hasta que encontré una tabaquería. Me devolví al hotel, ya solo me quedaban 2 cuadras pero iba tan cansado que no estaba atento a lo que estaba pasando. No respeté el semáforo, un taxi me dió por la espalda, me arrastró 100 metros y de ahí no recuerdo más, solo recuerdo y jamás lo olvidaré que era un día 9 de Enero.
Desperté recién el día 15 de Enero en el hospital central de Amsterdam, ya pronto me trasladarían a una clínica más pequeña.
Mi familia suponía que seguía vacacionando y que había sido ingrato al no llamarlos.
Recién el día 18 de Enero me tendrían que dar de alta, pero no fue así.
Yo sentado en la camilla y un médico de pié al lado mío que me decía:"¡Despertaste!, pensamos que faltaba mucho tiempo. Mucho gusto, mi nombre es Karl, soy tu médico tratante. Y es por eso que debo comunicarte algo que no te gustará mucho.
-"Que perdí mi pasaporte. Ya lo sé"- dije un tanto alterado
-No, no se trata de eso-me interrumpió el médico- Tu pasaporte está en el hotel, es algo mucho peor, que quizás no quieras saber.
_Pero, sin más rodeos y dígame, que las malas noticias no me gustan cuando se dilatan-Dije molesto.
- Bien, esto es difícil y seré lo más cuidadoso posible. El día del accidente un anciano manejaba el auto. El auto lo encontraron, estaba chocado y empotrado en un árbol, pero no había nadie en él. Sabemos que lo manejaba un anciano porque una testigo alcanzó a verlo, pero nada más.- Me dijo con una cara de preocupación.
-Eso es extraño, pero ya no me importa quien fue, ni donde, ni como. Solo quiero regresar a mi país y ver a mi familia.-dije.
- ¡Espera!, eso no es lo peor, esa no era mi mala noticia. Lo malo es que quedarás "inválido" para toda tu vida. Las lesiones que provocó el atropello en tu sistema nervioso, son irreversibles. Lo siento mucho hijo.- Me dijo tristemente el médico.

Mi cara pareciera habérseme deformado, un poderoso escalofríos se apoderó de mi cuerpo, era como si me estuviesen enterrando vivo, solo quería que este capítulo fuese un sueño. Ahí me dí cuenta de que no tenía movilidad en mis piernas, traté de moverme, solo era un bulto, más encima dí vuelta el agua que me había pasado el médico. Recuerdo esa escena como la más patética de mi vida.

En el mes de Marzo, llegué a Chile, mi familia había hablado conmigo, lo único que me decían era que había sido un ingrato, que no lo volviera a hacer. Los tranquilicé diciéndoles que todo tenía un por qué y que no traía buenas noticias.
Por supuesto no me creyeron, pensaron que era una más de mis bromas.

Se anuncia mi vuelo, mi familia y amigos estaban muy anciosos de verme.
Dicen segun relatos posteriores que no les calzaba lo que veían con lo que yo era.
Llorando desesperadamente y al unísono, fueron a recibirme. Todos pedían una explicación, una razón, mi madre desmayada seguía llorando. Yo sin muchas movilidades faciales ni corporales les dije que no volvería a dibujar ni iglesias ni a invocar ancianos.

Gracias amigos por escribir esto por mí...

(Escrito, editado y publicado por seba-ediciones 2007)

miércoles, 6 de junio de 2007

La visita de Duster

Gonelth es hijo de Eureka y Sansón. Juntos forman una de las familias con más poderes de la galaxia. Eureka ya es anciana y sansón, bueno de Sansón solo quedan los recuerdos. Gonelth es el encargado de defender su galaxia.
Se ha sabido que un enemigo que no se sabe quién es, atacará su galaxia.

Ocho semanas ideó Gonelth, un plan para que este enemigo no llegara.
Gonelth camino a su castillo ve que en un muro todo rayado decía
“¡Duster nos matará!”.
Gonelth en ese momento se preguntó: “¿Duster se llama mi enemigo? , jajaja, tiene nombre de niña.

Un día amaneció, abrió las cortinas de su habitación y lo primero que ve es que en el medio de sus jardines había aterrizado una nave de seis pies de altura, era de un color verde oscuro y tenía un enorme foco en la punta.

Indignado Gonelth, se coloca su armadura, baja las escaleras de su castillo, abre las puertas y en su nariz se topa nada más y nada menos que con su enemigo, Duster.
-“a si que tu eres Duster”, -dice Gonelth- “creí que eras más joven, ¿a qué vienes? y ¿qué hace tu fea nave en medio de mis jardines?”

- Mucho gusto- dice Duster- no pienses que te quiero hacer daño ¿tan mal han hablado de mi?, vengo por otra razón ¿dónde está eureka?

- ¿Eureka?- dice extrañado Gonelth- ¡te prohíbo le hagas daño!, recuerda que soy Gonelth, el dueño de la galaxia, el hombre con más poderes del universo y a mi madre nadie le pone una mano encima.

- No te preocupes- insiste Duster- dile que ha venido a visitarla Douglas Term.

- Douglas Term… ¿Por qué me suena ese nombre?, ¡Ya me acordé!, ¿Eres tu mi abuelo?- pregunta Gonelth.

- Efectivamente y he venido a cobrar lo que es mío- apela Duster.

Gonelth se imaginó muchas cosas, no podía entender quién era este señor y menos que quería.

Tele-transportación fue lo que usó para llegar hasta el último piso del castillo, donde se hallaba la habitación de su madre.

- ¡Madre!, hay un hombre llamado Douglas, está en el jardín junto a la nave que ahí aterrizó, quiere cobrar venganza o algo así, quiere verte, ¡hay que destruirlo!

- Tranquilízate Gonelth, sabría que llegaría este momento, bajaré en seguida- Responde Eureka.

Gonelth llega hasta donde “Duster” y preocupado, un tanto alterado y mirándolo fijamente a los ojos le dice: ¿No harás nada de lo que te puedas arrepentir?

En ese momento llega Eureka e interrumpiendo dice: “Padre, ¿Qué haces aquí?, ¿qué quieres?

- Vengo a recuperarte – Responde decidido Duster- y quiero que vengas conmigo, a mi galaxia, seremos una familia nuevamente- agregó ilusionado.

- Yo estoy dispuesta, pero está Gonelth, es solo un joven, no querrá irse, este lugar le pertenece, además yo ya soy una anciana, ya no quiero nada más, pero si de algo sirve…te perdono – Responde Eureka.

- Bien, eso me es suficiente, 20 años queriendo esto, solo quiero que sepas que te amo mucho. a ti y a Gonelth- Dice Duster.

Justo en ese momento Duster cae rendido al suelo, muerto, liquidado.

El tiempo pasó y un día eureka, pensativa dice: Por lo menos se fue en paz ¿no crees Gonelth?

- Supongo, si te pidió perdón, es lo más seguro, lo único que queda es seguir defendiendo esta galaxia, estoy seguro de que es lo que Duster, perdón, mi abuelo, quisiera haber visto de mí- Concluye Gonelth

(Editado y publicado por seba-ediciones y Gonelth-producciones 2007)

viernes, 1 de junio de 2007

"El lustra botas"

Hoy, de regreso a mi casa, después del colegio en la mañana (porque salí temprano) decidí caminar.
Llegando a plaza Italia para tomar algo vacío, me detuve mucho rato en algo que me llamó mucho la atención; “Un lustra botas”. Hace mucho tiempo que no veía uno, me quedé observándolo pues leí que decía a un costado del asiento:" Lo más importante de su presentación es su calzado, por sólo $300"
Viendo la amabilidad y agilidad con que el lustra botas vaciaba botellas y escobillaba el zapato, decidí quedarme ahí. El cliente leía "La cuarta".
Se veía que era una relación (lustra botas-cliente) muy cómoda.
Mientras, yo pensaba:" Debe ser muy sacrificado, después de un día de lluvia, estar trabajando con ese frío y a la sombra", luego pensé:"¿y el baño?"
En ese momento el lustra dice:"Listo caballero, terminamos". El cliente le pagó los $300 y dejó el diario, ahí comprendí que el diario era un servicio que ofrecía el lustra botas pues lo dejó en el asiento esperando que un nuevo cliente llegara.
Pasaron los minutos, para mi no había preocupación, me era más entretenido ver al lustra botas que llagar tan temprano a casa.
Él seguía sentado, de repente alguien le dijo algo a lo que respondió: " Estaré aquí hasta las 7:00(p.m.), sí, no se preocupe don Daniel, como siempre, aquí.
Me impresionó nuevamente ver la amabilidad con la que trataba a la gente. Luego se puso de pie. Detrás de él había locales. De uno de ellos salió un caballero y le dio:" Buenas tardes don Fernando"
-"Buenas tardes señor, vengo al baño" responde el lustra botas esbozando una sonrisa.