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miércoles, 20 de junio de 2007

El juego

Le juro que era solo un juego.
Yo…bueno, éramos niños. El juego era complejo me acuerdo. Lo único que yo quería era ganar.
Él tenía una almohada, era blanca recuerdo. De repente llegó la Feña, mi hermana, ella sería la jueza. Cuando ella dio la señal él y yo comenzamos a jugar. Era una especie de combate. Supongo que partimos al mismo tiempo. Un golpe muy fuerte me llegó en mi ojo. Sentí rabia, mucha rabia, tomé la almohada y se la puse en su cabeza. Era una simple defensa, le juro.
La feña trató de separarnos. Ya era muy tarde.
En ese instante llegó la tía Pilar. Sus lágrimas salían como cascada de sus ojos. Yo también lloraba, no se de qué, supongo que era porque ella también lloraba, pues era un niño, no comprendía lo que había pasado.

Una hora más tarde llegó mi papá a buscarme a mi y a la Feña en su auto. Lo primero que hizo fue retarme, me retó mucho. En el momento en que iba subiéndome al auto vi muchas luces, muchos autos, también estaba la tele y gente uniformada.

Ahora que estoy grande comprendo el por qué de esa situación. Cada 22 de Enero me dan un permiso para visitarlo, le limpio la lápida, hablo un rato solo y me devuelvo.

(Escrito, editado y publicado por seba-ediciones 2007)

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