Necesitaba un riñón. Su desesperación lo hizo perder la cabeza. Su hijo era compatible.
Su demencia y egoísmo llegó a asesinarlo. El riñón ya era de él. Con bolsas azules lo taparon, lo levantaron, se lo llevaron, lo enterraron.
El riñón ya era de él.
Su doctor se negó, la justicia se negó, el riñón se dañó y junto con él, el pobre enfermo, se murió.
(Cuento escrito, editado y publidado por seba-ediciones 2007)
miércoles, 19 de septiembre de 2007
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