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viernes, 16 de noviembre de 2007

El ermitaño

Estaba convencido de que me preguntaría a mí.
La profesora tenía esa costumbre, comenzaba su clase y el primero al preguntarle siempre era yo. Ese día no había estudiado, pues pensé en que no quería obtener una mala calificación, por lo que astutamente me escondí detrás de los estantes que estaban al final de la sala de clases.
Encontré zapatos, antiguos rayados, bolsas, frutas, cuadernos y un niño.
Sí, era el niño del que todos hablaban y que nunca alguien había intentado verlo.
Por supuesto ya no era un niño, era un hombre, con un uniforme algo estrecho, sucio y maltratado.
Estaba sentado, con sus rodillas en el pecho y sus brazos afirmándolas.
Le pregunté que por qué lo había hecho. Él me respondió que por miedo a ser interrogado, además me aclaró que ha sobrevivido estos años por las manzanas que se lanzan los compañeros y que caen por debajo de los estantes.

-“Era un día martes, igual que ahora, la profesora Berta, que en paz descanse, me interrogaría. Tuve tu misma idea; me vine hasta este lugar y nadie, en todos estos años, me ha logrado ver. He sido silencioso. He visto pasar a muchos compañeros por esta sala. He tenido que tirar por debajo algunos balones y zapatos que caen aquí y ahora te veo, asustado y evadiendo la misma materia por la que arranqué hace 24 años. Es un pánico indescriptible, le ruego se quede conmigo, la vida aquí atrás es pacífica, seremos dos los fenómenos, tendré con quien lanzar los balones y hasta podríamos agrandar este espacio, ¿no lo crees amigo?, ¿amigo?” -Hablaba el ermitaño compañero

El asustadizo alumno que había esquivado la interrogación hace unos momentos se dirigió corriendo hacia el principio de la sala, dio las disculpas pertinentes y prometió no volver a hacerlo, pero tenía en mente un plan. Le pidió ayuda a cuatro compañeros para correr los estantes, ellos, con mucha disposición lo ayudaron, dejando al descubierto, entre mucha basura, un cuerpecillo cuya expresión era un terror evidente.

La profesora, asombrada por lo sucedido, lo invitó a salir de su hermético refugio, lo ayudó a levantarse y le ofreció la oportunidad de poder rendir su retrasada evaluación.


(Historia escrita, editada y publicada por seba-ediciones 2007)

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